Editorial Edición N°6

Resumen

En un tiempo signado por el aparente vacío de ideas y la perennidad de las consignas, donde la inseguridad parece erigirse no sólo en la más importante, sino en la única preocupación, seguimos asumiendo el desafío de mostrar que es posible llenar de contenido nuestros discursos y prácticas.

Firmes en la convicción de combatir la economía del sentido del mundo contemporáneo, que nos ofrece la vacuidad como alternativa exclusiva, reponemos la certeza de que un horizonte más justo es no sólo posible, sino fundamentalmente necesario: “...esta toma de conciencia de la dimensión propiamente infinita de la aspiración a la seguridad en nuestras sociedades no debe conducir a cuestionar la legitimidad de las búsquedas de protecciones. Todo lo contrario, es la etapa crítica necesaria que hay que atravesar para definir las acciones que hoy se requieren para hacer frente del modo más realista a las inseguridades: combatir los factores de disociación social que están en la raíz tanto de la inseguridad civil como de la inseguridad social. No conseguiremos la seguridad de estar liberados de todos los peligros, pero se podrá ganar la oportunidad de habitar un mundo menos injusto y más humano” (Robert Castel, La inseguridad social. ¿Qué significa estar protegido? Buenos Aires, Manantial, 2004, p.15).